http://www.youtube.com/watch?v=229_c1ZN5uU

 Me cansa querer por ti.

Sábado.

Y eso que mi felicidad se había vuelto cíclica, pero ya no puedo hacer nada; porque para tenerte debo seguir tu línea recta.

Barcos

Tu dormías y yo tenía tanto que decirte. Mis brazos cayeron al suelo y poco a poco mis venas se fueron rompiendo para incoporarte. Había perdido mucha sangre, pero no, no lo notaste; no te culpo, el karma existe y ha controlado toda mi vida involuntariamente. Te miraba tratando de encontrarme anclada allí finalmente, pero pestañeaste y no pude hacer más que yacer entre todas tus migajas.
Es el vértigo lo que carcome -al parecer- mi confianza. Me hostigaste la boca con tus dibujos(hechos con lápices rotos) y yo no me he podido recuperar.
¿Cuándo vas a despertar?.Yo también quiero sentirme aquí, dormir, que mi cuerpo se arme nuevamente.
La tentativa sólo es superflua, yo lo sé, lo siento cuando te encuentras cerca y no tiemblas, cierras los ojos y no puedo ni siquiera agradecer. No sé si me has mentido o me has rayado tanto que solo soy vestigio de mi vida anterior, donde podía vivir sin tener que yo misma hacer el recíproco; ¿Es que será un estigma? Quizás he vuelto a crear un ciclo en mi.

Cabe destacar que todo esto yo lo sabia desde el momento en que llovía y nos habíamos encontrado finalmente. Todo esta igual siempre cuando golpeo la puerta y abres, e intento no olvidar las canciones que me habia aprendido para hablarte y recitarte encima de tu mesa. Todos van a reír, porque yo me vuelto a enamorar perdidamente de la sensación de tenerte y no poder extrañarte.

Pero lo intentaste.

Cada día me duermo más callada.

Mis manos no secretas.

Concluyo que la impotencia y la frustración acaban por cortar todas las ramas de tu árbol, sí, ese que ha crecido en  mí y que dispara por mis ojos.

Elevado, latente y persistente.

¿por qué no vienes? tan sólo quiero saber cómo es que estás.

Y sé que tengo el pecho podrido de aguantar.

Mi madre nunca me enseñó a coser, a tejer o a bordar, ni siquiera sé pegar un botón. A veces me impresiona su habilidad de repararlo todo, tejerme lindas bufandas que me protegen del frío y que encienden los árboles de mi garganta. Incluso cuando se me han caído los ojos y he llorado tanto hasta rebalsar, siempre ha logrado sacarme una sonrisa.
Entonces, ¿cómo ella quiere que sea capaz de hacerlo por mí misma?, ¿que sepa coser cada una de las caídas, los reencuentros y las invitaciones? No puedo, lo siento, nunca aprenderé, porque mis manos cada vez son más débiles y pesadas, y si es así, ¿tú dolor siempre estará en mi?
Es por esto que me declaro una total experta en dibujar círculos infinitos a tu alrededor.

Se me olvida a veces como fuiste.

Aún no aprendo a caminar ni a hablar, pero sé bien que faltan horas para verte.

Me gustan las 5 de la tarde.

Es normal que duela, verdad? teniendo un corazón tan pequeño y tanto que guardar en él.

Pájaros, pájaros, papel.

Hace mucho que intento escribir, pero no por mostrarlo, por sentirme a gusto ni por querer llenar esos espacios que siempre han existido aquí. Ahora es sólo por querer transformarte y hacerte parte(ya nunca más de mi) de nuestra olvidada literatura.

Y  es para así no aburrirte ni aburrirme nunca, tener cada detalle de cómo fue que nos conocimos y acabamos atados. Por eso sé que a pesar de todos los reencuentros y los miles de pasillos que nos puedan abandonar, siempre te podré dibujar como un círculo tallado dentro de mi cabeza, mi estómago y mi corazón. Y sí, la nieve arde en tu ausencia y cuando estás aquí se me olvida el cómo nadar y al final terminamos ambos ahogados en este mar al cual siempre he querido tanto.

Tengo cortinas en los ojos.

No sabía que no tenerte era sinónimo de recordar, recordar y recordar.

Y de verdad que a veces siento que te quiero-que aprendí a quererte-desde antes de nacer.

Tus manos tienen mis heridas que acontecen igual que ayer, tanto como la canción del viernes. Te escucho de frente y sin pausas, porque cuando estás aquí los números suenan y las palabras se leen de forma continúa. Caminamos entre veredas, todas con casas tan distintas, te miro, volteo y sigo. Quizás pueda ir riendo de mi, porque sí, debería haber seguido por la izquierda, donde estás tú, esperándome.

Más que tus ojos, me seduce la rigidez de tus cejas que no hacen más que hablarme de ti. En tu cuello cuelga mi abrazo, que no se destiñe por falta de alimento sino que permanece fiel a ti y al latido que lo mantiene despierto. Bajo mi cama hay tantas hojas sueltas, donde no hago más que hablar de ti y de mi, de como me perdí en el suelo lleno de escamas y de como te perdí en esta ciudad tan grande y tan llena de árboles secos.

No puedes extrañar lo que olvidas, verdad?

Ya no me siento bien contigo, es sólo que tengo miedo a perderte, perderte, perderte y a perderme.

Haz de esto un puente, no un túnel.

Cuando estuve lejos, muchas partes de mi desaparecieron. Las estoy buscando. Probablemente estén a unos metros, cuando ahora te acercas, te acercas.

23.12

La oportunidad de volverme a unir está ahí, frente a mi.